Crítica de Terrifier 3

Era el año 2022 cuando una película tan peculiar como visceral se colaba en sesiones seleccionadas dentro de las salas nacionales. Para nuestra sorpresa, era una secuela que había saltado a la fama en redes sociales por revolver los estómagos de los espectadores y hacerlos reír a partes iguales; una película splatter llena de gore, vísceras, violencia escatológica y humor negro. Protagonizada por un siniestro payaso carismático llamado Art (por su forma gráfica de realizar arte con sus víctimas), Terrifier 2 fue un éxito rotundo; con un presupuesto de 250 000 $, recaudó más de 19 millones de dólares y se convirtió en un fenómeno en todo el mundo.

El boca a boca sirvió de medio de transporte y aunque la película tuviese un estreno limitado, atraía a fans del género y llenaba salas en todo el mundo. No cabía duda de que la gente disfrutaba de la propuesta alocada del director Damien Leone y el nuevo icono del terror que había creado años atrás: un asesino demoníaco que no habla y se viste como un payaso bastante creepy todo sea dicho. No era sorpresa que al anunciarse la tercera entrega de la saga, se volviera a generar expectación; lo que no se esperaba es que una película de este género consiguiera colarse en todas las carteleras con infinidad de sesiones y durante tanto tiempo, todo un hito indiscutible. 

Esta vez, podemos decir que Terrifier 3 vuelve por todo lo alto. Ambientada en la época navideña, nuestro payaso Art regresa para continuar aterrorizando a niños y adultos disfrazado de Santa Claus. El director decide continuar la historia donde se quedó en la anterior entrega y extiende al profundizar en la naturaleza real del asesino, así como en las secuelas psicológicas que quedan en los pocos supervivientes de sus actos y como estos parecen estar destinados a afrontar a su perseguidor.