Liam Neeson: La pérdida que cambió su vida para siempre
Liam Neeson vivió una historia de amor intensa y real con Natasha Richardson, una relación que comenzó en 1993 y que parecía sacada de una película romántica. La química entre ellos fue inmediata, y en menos de un año ya estaban casados. Durante 15 años, formaron una familia sólida, con dos hijos y una vida discreta alejada de los focos.
Pero en 2009, la tragedia golpeó a la familia con fuerza. Durante unas vacaciones, Natasha sufrió una caída esquiando que a simple vista parecía leve, pero terminó siendo fatal: una hemorragia cerebral terminó con su vida pocas horas después. Liam tuvo que tomar la dolorosa decisión de desconectarla y firmar los documentos médicos que acabaron con la esperanza de una recuperación. Ambos dejaron claro durante su relación, que si a alguno de los dos le pasaba algo como lo que terminó ocurriendo, no se harían el daño de forzar al cuerpo a estar conectado a una máquina eternamente para poder respirar
“No se te rompe el corazón de golpe… se te va partiendo poco a poco, en mil trozos,” confesó Neeson sobre ese momento tan oscuro.

Más de 15 años de silencio emocional
Tras la pérdida de Natasha, Liam no volvió a ser el mismo. Siguió trabajando, encarnando a héroes solitarios en la gran pantalla, como si actuando pudiera sobrellevar ese dolor tan profundo. Durante más de una década y media, su vida amorosa permaneció en un silencio absoluto.
En 2016 mencionó vagamente una relación “con alguien muy famoso”, sin confirmarla nunca. Y en 2020 sorprendió a todos con una frase que reflejaba su estado emocional: “No tengo tiempo para el amor.” Parecía que aquella puerta estaba definitivamente cerrada.
El amor regresa en el set de ‘The Naked Gun’

Pero el destino tenía otros planes. En 2025, durante el rodaje de la película The Naked Gun, surgió algo inesperado entre Liam y Pamela Anderson. Entre bromas y tomas falsas, la química volvió a encenderse, y lo que comenzó como amistad se transformó en algo más.
Ambos lo confirmaron en la promoción de la película: risas, complicidad y hasta un beso en la alfombra roja que dejó claro que Liam estaba “madly in love” como bien dijo después el actor. Ese brillo en sus ojos no había desaparecido; solo estaba esperando el momento correcto para volver a aparecer.
La historia de Liam Neeson nos recuerda que la vida puede ser trágica y absurda, pero también llena de sorpresas. A veces, perder todo no significa el fin. En su caso, el amor volvió a tocar su puerta cuando menos lo esperaba.
Quizá no se trata de olvidar a quien amamos, sino de permitirnos amar otra vez, con el corazón abierto.