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Crítica de Memorias de un caracol

Duración

1h 34m

Calificación

7/10

¿Es buena Memorias de un caracol?

La película del director australiano Adam Elliot, ‘Memorias de un caracol’ fue la que apagó los focos de la 34ª edición de Fancine, el Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga. Una cinta de animación con la técnica de stop-motion que ha sido reconocida en varios festivales (como en Sitges o Annecy) y despunta en la carrera para los próximos Premios Oscar.

En ‘Memorias de un caracol’, Adam Elliot nos cuenta la historia de Grace, una niña que vive en su mundo interior y absorta en los caracoles. Huérfana de madre al nacer, Grace nos va narrando, a modo de flashback y en primera persona, su desdichada existencia y sus intentos por sobreponerse a una vida que no cesa de ser injusta con ella: la parálisis de su padre, la separación de su hermano gemelo y la falta de amor de su familia de acogida y de la gente que la rodea.

Los caracoles, las cobayas y los libros son sus únicos refugios para escapar de un mundo que le es hostil y agresivo, hasta que conoce a Pinky, una entrañable abuela que será el único punto en el podrá apoyarse para resistir.

Animación que ataca directamente a las emociones

Narrada de forma magistral por Sarah Snook (‘Succession’) como Grace, la película cuenta con un sobresaliente elenco con las voces de actores como Eric Bana (‘Troya’), Kodi Smit-McPhee (‘El poder del perro’), el compositor Nick Cave y el destacable papel de Jacki Weaver (‘El lado bueno de las cosas’) como Pinky.

Con una factura técnica impecable, es encomiable la labor de los animadores para dar vida a los personajes y, sobre todo, reflejar sus emociones y características físicas hasta los más mínimos detalles. 

¿Pero es todo bueno?

La cinta, sin embargo, adolece de un exceso de melodramatismo que hace mella en el espectador, y llega a ser en ocasiones cargante. Aunque esta característica es una de las marcas de la casa de Adam Elliot: la mezcla de momentos hilarantes y desdichados para alcanzar una especie de comedia negra.

Un trabajo, en general, muy correcto y que merece la pena ver de Adam Elliot, quien ya ganó un Oscar en 2004 con el corto animado ‘Harvie Krumpet’ y cuyo trabajo sin duda atraerá la atención de la Academia para los próximos premios.

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Adam Elliot, director de Memorias de un caracol.

Recomendaría Memorias de un caracol

Es una gran para aquellos que buscan una propuesta diferente y dramática. Tanto si se quiere estudiar esta técnica de animación o si se busca pasar un rato emocionado junto a una caja de pañuelos.

Si te gustó Memorias de un caracol

Mary y Max (2009) de Adam Elliot: El primer largometraje de este director, fue una propuesta que enamoró a crítica y público, llegando a ostentar actualmente el puesto número 205 de las Mejores Películas de la Historia según IMDB. Narra la larga amistad por correspondencia entre un adulto de   Nueva York y una niña australiana que vive en los suburbios de Melbourne.

Pinocho (2022) de Guillermo del Toro: Netflix encontró una de sus mejores propuestas de animación en stopmotion de la mano de Guillermo del Toro. Una aventura emotiva donde el cuento de Carlo Collodi cobra vida de forma muy fiel, toda una experiencia que merece ser vista. 

Robot Dreams (2023) de Pablo Berger: Una película de animación española que ha cruzado fronteras y ha enamorado a todos por igual. Basada en la popular novela gráfica de Sara Varon. Dog es un perro solitario que vive en Manhattan y un día decide construirse un robot, para que sea amigo. Su amistad crece, hasta hacerse inseparables. Cómica, musical y emotiva.