En serio ¿Qué ha fallado en esta temporada?
Tras una vertiginosa primera temporada llena de evolución narrativa y armada con un ritmo brutal, nos encontramos una segunda temporada rebajada a 8 episodios y algo pausada entre sus tramas. Podríamos separar los 4 primeros episodios realmente interesantes, de los 4 finales que abusan a ratos de unas tramas tediosas, que instan en presentarnos nuevos personajes que serán importantes para un futuro pero que no terminan de cuajar.
Se ha querido buscar la introspección y el desarrollo del cambio, la duda de la moral de las acciones dadas para ganar una guerra tan cruenta como personal; pero todo ha podido desenvolverse en menos tiempo. Tenemos personajes embarcados en misiones secundarias durante toda la temporada en los mismos escenarios (aunque algunos de estos como Harrenhal y las Tierras de los Ríos son interesantes) llega un momento que es insostenible para un espectador que realmente está viendo la misma sala de Rocadragón o el mismo set de barco de Marcaderiva, en el que por momentos tenemos 7 episodios para el convencimiento de por quién luchará realmente Daemon y demasiados minutos en el episodio final de cómo los Lannister consiguen aliados en un santiamén para sumar al bando de los verdes.
En este punto también podemos hablar de caras conocidas y caras nuevas. Sorprende de manera gratificante actuaciones de secundarios como Tom Glynn-Carney como un títere regente; Olivia Cooke y su actuación de madre sobrepasada en un mundo de hombres donde sus convicciones se ven desmoronadas a cada paso que da o una flamante Eve Best que se corona como uno de los personajes más queridos de esta segunda temporada. Por otro lado tenemos uno de los motivos de ser de esta segunda temporada: la irrupción de nuevos personajes que van a equilibrar la balanza de lo que es una guerra venidera. En este punto sin adentrarnos en muchos spoilers, diremos que las actuaciones y los profesionales detrás de ellos están bien, pero su lento desarrollo progresivo y su rápida actuación en esta temporada han sido uno de los pilares más tambaleantes de la temporada.
Parece que los showrunners han puesto en standby a las piezas centrales del tablero: Rhaenyra encerrada en su fortaleza lidiando con las dificultades de mantener el poder y de encontrar aliados leales, Daemon encerrado en su castillo mental con visiones fantasmagóricas de ambición y perdición o Corlys Velaryion abrumado por la situación general.
Realmente hay momentos memorables en esta segunda temporada, desde el primer episodio con su angustiante y terrorífico final; pasando por una impresionante batalla con dragones magistralmente ejecutada en el episodio 4 o en cómo funciona un universo que comprende la importancia de la cultura de pequeñas (pero abundantes) casas de nobles que establecen la base del poder. La música, la cuidada estética, el simbolismo tras la fotografía, junto con actuaciones estelares, hace que estemos viendo un contenido cinematográfico de primera.
La gallina de los huevos de oro de HBO
Los fanáticos que ya se han leído el libro saben lo que van a ver, la productora sabe qué queremos ver, conocen la rentabilidad de tener entusiasmados a los espectadores y seguidores de este universo durante un largo periodo de tiempo. Ya pasó con Juego de Tronos y la disminución de episodios de las temporadas 1 a la 6 (con 10 episodios cada una), con respecto a las temporadas 7 y 8 (con 7 y 6 episodios respectivamente). ¿Una estrategia de marketing para alargar 2 años más el proceso de vida de un producto? O ¿era el pretexto de orquestar la mejor trama y dar un cierre digno a la historia?
Sabemos que la Casa del Dragón llegará mínimo hasta una cuarta temporada que se estima que en principio será el punto final de esta serie. Puesto que HBO está produciendo varios spin-off del universo de George R. R. Martin, podemos entender que al pluralizar los contenidos la espera de la próxima temporada no solo se hará más corta, sino que los productores pretenden atraer a las vertiginosas audiencias que había en Juego de Tronos y juntarlas con nuevos espectadores que sumar y no siguieron la serie original en su día.
¿Qué podemos esperar de la tercera temporada?
O qué queremos esperar más bien de esta tercera temporada. Podemos decir al igual que la última temporada de The Boys (aquí os dejamos nuestra visión de la última temporada por si lo habéis visto) que las fichas de ambos bandos están dispuestas sobre el tablero y listas para atacar. La guerra y el conflicto es inevitable, muertes, engaños y dramas están por llegar, eso está asegurado; pero debemos estar atentos a ver cómo se van a disponer los siguientes episodios de las próximas temporadas para ver si la cadena decide alargar de manera innecesaria.
Esperamos más desarrollo por parte de los personajes centrales y más carisma de parte de los nuevos. Queremos encontrar el mismo mimo y las lecturas internas que están en la serie y expanden nuestra percepción de un universo fantástico que no parece frenar su crecimiento, pero que en esta temporada se ha terminado explorando más bien poco. Queremos encontrar más acción, y más danza de dragones, que es para lo que nos están preparando: un show a la altura de grandes reyes.