Hay algo casi mágico en sentarte a ver una película sin esperar absolutamente nada. Y no porque uno sea especialmente exigente, sino porque ciertas propuestas tienen pinta de ser lo de siempre. Pero a veces, en medio de ese terreno de películas “para pasar el rato”, surge alguna que te deja con un “oye, pues no está mal”. Este año ya nos pasó con La Acompañante, una cinta que sin hacer mucho ruido, terminó siendo una de las sorpresas del cine comercial.
Y aunque La cita no alcanza ese nivel (ni de lejos), sí que entra dentro de ese grupo de películas que se dejan ver, tienen cosas interesantes y, aunque se pierden por el camino, merecen una oportunidad.
Así que… ¿merece la pena verla? Sí, pero con reservas. Y ahora vamos a contarte por qué.
La cita nos presenta a Violet, una madre viuda que decide aventurarse en el mundo de las citas después de años de luto. Su encuentro con Henry, un hombre encantador, parece ir viento en popa hasta que Violet comienza a recibir mensajes anónimos amenazantes en su teléfono. Estos mensajes la advierten que, si no sigue ciertas instrucciones, sus hijos estarán en peligro. Lo que comienza como una velada romántica se convierte rápidamente en una pesadilla.
La actuación de Meghann Fahy como Violet es, sin duda, uno de los puntos más fuertes de la película. Su interpretación transmite de manera efectiva la vulnerabilidad y determinación de su personaje, logrando que el espectador empatice con su situación. Fahy lleva el peso de la trama con soltura, convirtiéndose en el ancla emocional que mantiene la película cohesionada incluso cuando el guion flaquea.
La película arranca con una premisa intrigante y una puesta en escena que atrapa al espectador desde el primer momento. El ritmo es ágil, y la tensión se construye de manera efectiva. Sin embargo, a medida que avanza la trama, la historia comienza a tambalearse. La premisa inicial, que tenía potencial para explorar temas más profundos, se diluye en una serie de situaciones cada vez menos creíbles. El guion, que al principio parecía sólido, se vuelve predecible y pierde la frescura que tenía al principio.
Christopher Landon utiliza algunos trucos de cámara interesantes para marcar el tono de la película en ciertos momentos, como la sobreimpresión de mensajes de móvil que reflejan la ansiedad de Violet, o varios juegos de luces interesantes. Estos recursos aportan dinamismo y ayudan a sumergir al espectador en la mente de la protagonista. Sin embargo, estos elementos visuales no se mantienen a lo largo de la historia, lo que hace que su impacto se diluya y no terminen de ser elementos suficientes para darle personalidad a la historia.
El clímax de La cita intenta sorprender con un giro de guion que, aunque inesperado, resulta poco convincente. La resolución de la trama se siente forzada y carece de la coherencia necesaria para cerrar la historia de manera satisfactoria. Este desenlace, que podría haber sido el punto culminante de la película, termina siendo su aspecto más débil.
A pesar de las deficiencias en el guion, la química entre Meghann Fahy y Brandon Sklenar, quien interpreta a Henry, es palpable. Sus interacciones aportan autenticidad a la relación entre sus personajes, lo que ayuda a mantener el interés del espectador incluso cuando la historia pierde fuerza.
Esta película puede atraer a aquellos que disfrutan de thrillers psicológicos con premisas originales y que no se preocupan demasiado por la verosimilitud de la trama. Si buscas una película para una noche de entretenimiento ligero con algunos momentos de tensión, La cita puede ser una buena opción.
Feliz día de tu muerte (2017): También dirigida por Christopher Landon, combina elementos de terror y comedia con un enfoque original.
La acompañante (2025): Una propuesta más sólida dentro del mismo género aunque con tintes futuristas, con una trama mejor estructurada y un desarrollo más coherente dentro de la ficción.
La invitación (2022): Un thriller psicológico que explora las tensiones en una reunión social que se torna cada vez más inquietante.
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