La apuesta de la actriz Macarena Gómez en una película dentro de un nicho de género francés ha suscitado más bostezos que interés. Para nuestra sorpresa, que habíamos pasado por alto esta película en su día, visualizarla por primera vez en el festival de Málaga ha sido una experiencia un poco tibia. Así que nuestra respuesta a si merece la pena, la verdad que no mucho.
Macarena Gómez da vida a una policía, expulsada del cuerpo por sus adicciones y sus métodos poco ortodoxos, que emprende una búsqueda por encargo para encontrar a la actriz Macarena Gómez. Para ello, tendrá que descender hasta los bajos fondos y tratar con un peligroso narcotraficante.
Las películas de Quentin Tarantino suelen ser un homenaje a aquellos largometrajes o géneros que han marcado su vida: el cine asiático de lucha, el exploitation o los westerns. Tomando como referencia los elementos que más le gustan, logra componer un filme que es original y, al mismo tiempo, rinde un homenaje a sus películas favoritas.
Esa sería la intención de Polar, película protagonizada y producida por la actriz cordobesa Macarena Gómez que es un homenaje al cine polar francés (subgénero surgido en el país galo a mediados del siglo XX y que combina lo policial con el realismo poético de la nueva ola).
Sin embargo, la película, que fue presentada en exclusiva en la última edición del Festival de Málaga. Cine en Español, solo se queda en eso: una buena intención, al ser una película fallida que ni sirve como homenaje.
Bajo la dirección y guion de Alberto Palma y con un reparto compuesto por Pedro Casablanc, Álvaro Cervantes, Rubén Cortada y Salva Reina, la película va dando bandazos de un lado a otro sin llegar a establecer una historia clara y coherente que logre atrapar al espectador, que sale de la sala preguntándose qué acabar de ver y sin tenerlo del todo claro lo que acaba de presenciar. Las secuencias oníricas de la protagonista yendo de un lado para otro en sitios tan destacados como el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba tampoco ayudan, ya que parecen unos planos concebidos más como publicidad turística que poéticos.
Cierto es que el género ya se ha explotado hasta el extremo, pero tras el visionado el espectador se queda con la sensación de que se podría haber hecho más por elevar la película, ya que, visualmente, la factura técnica y las localizaciones son bastante singulares. Según confesó Macarena Gómez, se grabó entre Córdoba y Sevilla en un mes de agosto.
Como nota destacada, sobresalen las actuaciones de Pedro Casablanc, siempre correcto, y de Marco Cáceres, con un mínimo papel que hace brillar. A Macarena Gómez tampoco se le puede reprochar una mala actuación, tan solo que su papel no resulta verosímil, quedándose en una especie de Torrente femenino y sin gracia.
A cualquiera que disfrute de ver piezas publicitarias con lugares icónicos de la geografía andaluza y a cualquiera que le guste tener una película amena de fondo.
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