The Last of Us Parte 2 se estrenó en PlayStation 4 en 2022 y su salida vino cargada de mucha controversia. La historia buscaba tratar el sinsentido de la venganza con un descenso a los infiernos más psicológicos y personales del ser humano, donde la violencia y la deshumanización son factores muy presentes en un universo terriblemente hostil. Y desde que HBO anunciase la adaptación a la televisión en conjunto con Naughty Dog y Craig Mazin (Chernobyl), no había dudas de que se iba a realizar una gran inversión en la serie. Tras el reciente estreno y finalización de su segunda temporada, parece ser que los espectadores no están totalmente convencidos de cómo se está desenvolviendo la historia de Joel y Ellie, tal y como mencionamos en este artículo.
Sinceramente, a nosotros esta segunda temporada nos ha dejado con un mal sabor de boca y a pesar de intentar apreciar la serie desde una mirada totalmente ajena al videojuego, es evidente que se han tomado decisiones que no terminan de convencer, en cuanto a ritmo, tono y dirección. A continuación os contamos.
Uno podría pensar que al existir el segundo juego, los showrunners de la serie adaptarían la narrativa de Sony y la llevarían a la pantalla con bastante fidelidad, que aprovecharían ciertas decisiones artísticas e innovarían acertadamente en otras como en la temporada anterior. Para nuestra sorpresa y de muchos, el show ha mantenido gran parte del guion y sucesos que pasan en el videojuego; pero han realizado cambios significativos en la estructura narrativa y el tono de la serie que nos desconciertan de mala manera.
La historia de esta segunda temporada se supone que está centrada en la venganza y el camino autodestructivo y violento que deja a su paso, pero apenas hemos sentido nada de eso. La serie en lugar de un drama, parece más una mezcla de comedia romántica, con road movie post-apocalíptica. Entre bromas, chascarrillos, momentos románticos y tensiones esporádicas, nos perdemos y olvidamos de las intenciones de los personajes en este supuesto descenso a los infiernos.
Además la temporada se ha visto perjudicada por una descompensión que hay entre capítulos. Tras su brutal segundo capítulo, el espectador queda a la espera de que suceda un acto mayor de tensión y termina la temporada sin mucho más que aportar. En términos generales, en esta segunda temporada, tenemos una historia que quiere ser muchas cosas y resulta en nada. El cierre tiene momentos de tensión que sobran y no aportan nada, como ese encontronazo de Ellie con los serafitas o el grito cortado de Ellie con el sonido de disparo solapado en ese momento concreto.
Pero en general, la estructura y el tono han sido el mayor error. La serie desvela sus cartas e intenciones desde el primer capítulo con respecto a las motivaciones de Abby y su grupo; genera situaciones incómodas y aburridas como el drama de Ellie y un Joel, que vemos como un padre preocupado propio de un drama adolescente o el viaje de Dina y una Ellie, que no funciona.
No sabemos si es problema del registro de Bella Ramsey o de la dirección, porque la actriz cumple en algunos grandes momentos dramáticos de la serie, pero no terminamos de creernos su personaje ni su objetivo. La Ellie de Bella Ramsey es un personaje plano, que vacila entre ser un adulto atormentado y una preadolescente incoherente; un personaje que tropieza en desarrollo. En una serie de esta envergadura y presupuesto es algo mínimamente exigible, que haya un reparto que esté a la altura de las circunstancias de la historia y obviamente no podemos echar toda la culpa a una actriz principal que parece quedarle grande el papel, cuando el guion y la dirección tampoco ayudan.
La historia se esfuerza de sobremanera en explicarse y justificarse, trata al espectador como ingenuo y fuerza el sentimentalismo más barato; prueba de ello podemos verlo en el capítulo final con el personaje de Jesse explicando a Ellie que va él y Dina van a ser padres y no pueden morir. ¿En serio necesitamos que nos recalquen esto? La narrativa intenta ser poética y simbolista por momentos, pero esto choca frontalmente con momentos de sobrexplicación como este, que parecen sacados de los peores capítulos de The Walking Dead.
En resumen, esta segunda temporada cumple grandiosamente con el cuerpo de la serie, pero falla en el alma. Tenemos una gran producción, con grandes efectos y escenarios, pero a cambio tenemos unos personajes principales acartonados y semihuecos que no nos pueden interesar menos.
Esta serie le gustará a los fans de los mundos post-apocalípticos y las historias de zombies con supervivencia extrema.
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